18.4.07

Caín


Seguimos adelante, yo muy aturdido. De pronto, Demian se rió, como si se le hubiera
ocurrido algo muy divertido.
-Hoy he asistido a vuestra clase -dijo-. Sobre la historia de Caín, el que llevaba un
estigma en la frente, ¿no? ¿Te gusta?
No, pocas veces me gustaba lo que tenía que estudiar. Sin embargo, no me atrevía a
decirlo, porque era como si estuviera hablando con una persona mayor. Contesté que la
historia me gustaba.
Demian me dio unas palmaditas en el hombro.
-No necesitas fingir, amigo. Pero esa historia es verdaderamente muy rara, mucho
más que la mayoría de las que se tratan en clase. El profesor no ha dicho mucho; sólo lo
habitual sobre Dios y el pecado, y todo eso. Pero yo creo...
Se interrumpió sonriendo y me pregunto:
-Oye, ¿pero esto te interesa? Pues yo creo -continuó- que la historia de Caín se puede
interpretar de manera muy distinta. La mayoría de las cosas que nos enseñan son
seguramente verdaderas, pero se pueden ver desde otro punto de vista que el de los
profesores y generalmente se entienden entonces mucho mejor. Por ejemplo, no se
puede estar satisfecho con la explicación que se nos da de Caín y la señal que lleva en
su frente. ¿No te parece? Que uno mate a su hermano en una pelea, puede pasar; que
luego le dé miedo y se arrepienta, también es posible; pero que precisamente por su
cobardía le recompensen con una distinción que le proteja y que inspire miedo, eso me
parece muy raro.
-Sí, es verdad -dije interesado. El asunto empezaba a intrigarme-. ¿Pero cómo vas a
interpretar si no la historia?
Me dio una palmada en el hombro.
-¡Muy sencillo! El estigma fue lo que existió en un principio y en él se basó la historia.
Hubo un hombre con algo en el rostro que daba miedo a los demás. No se atrevían a
tocarle; él y sus hijos les impresionaban. Quizás, o seguramente, no se trataba de una
auténtica señal sobre la frente, de algo como un sello de correos; la vida no suele ser
tan tosca. Probablemente fuera algo apenas perceptible, inquietante: un poco más de
inteligencia y audacia en la mirada. Aquel hombre tenía poder, aquel hombre inspiraba
temor. Llevaba una «señal». Esto podía explicarse como se quisiera; y siempre se
prefiere lo que resulta cómodo y da razón. Se temía a los hijos de Caín, que llevaban
una «señal». Esta no se explicaba como lo que era, es decir, como una distinción, sino
como todo lo contrario. La gente dijo que aquellos tipos con la «señal» eran siniestros; y
la verdad, lo eran. Los hombres con valor y carácter siempre les han resultado siniestros
a la gente. Que anduviera suelta una raza de hombres audaces e inquietantes resultaba
incomodísimo; y les pusieron un sobrenombre y se inventaron una leyenda para
vengarse de ellos y justificar un poco todo el miedo que les tenían. ¿ Comprendes?
-Sí, eso quiere decir que Caín no fue malo. Entonces, ¿toda la historia de la Biblia es
mentira?
-Sí y no. Estas viejas historias son siempre verdad, pero no siempre han sido
recogidas y explicadas como debiera ser. Yo pienso que Caín era un gran tipo y que le
echaron toda esa historia encima sólo porque le tenían miedo. La historia era
simplemente un bulo que la gente contaba; era verdad sólo lo referente al estigma que
Cain y sus hijos llevaban y que les hacían diferentes a la demás gente.
Yo estaba asombrado.
-¿Y crees que lo del asesinato no fue tampoco verdad? -pregunté emocionado.
-¡Oh, sí! Seguramente es verdad. El más fuerte mató a uno más débil. Que fuera su
hermano, eso ya se puede dudar. Además, no importa; a fin de cuentas, todos los
hombres son hermanos. Así que un fuerte mató a un débil. Quizá fue un acto heroico,
quizá no lo fue. En todo caso, los débiles tuvieron miedo y empezaron a lamentarse
mucho. Y cuando les preguntaban: «¿Por qué no le matáis?», ellos no contestaban,
«porque somos unos cobardes», sino que decían: «No se puede. Tiene una señal. ¡Dios
le ha marcado!» Así nació la mentira.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me temo que la G y la J llevan esa marca, aunque desconozco el lugar en el que la esconden.

Anónimo dijo...

quiza sea cieto...
pero no obstante la marca de cain no es llevada nunca como una carga pues los que la tienen hacen ostentacion de ella y obtienen un siniestro placer en hacerlo... la marginalidad y el elitismo que se asocian a ella son una recompensa y no un castigo.
los marcados por esa señal se saben fuera de los parametros y eso les gusta xq al fin y al cavo no hay diferencia en que te teman o te admiren y cualquiera de las dos cosas te situa por encima de aquellos en quienes inspiras esa sensacion...

Ezequiel Seagull dijo...

J y G no la esconden, la lucen rogullosamente en el ojal.
Depende de con que pie se levante, querido ego.

Anónimo dijo...

cago en tu raza.
viva el psoe

que es eso de reirle las gracias al leon de la riva.

Anónimo dijo...

Hay tantas cosas que lucir en el ojal que no sé si a la G y la G les cabrán todas.

De la Riva rima con tranvía, caramba.

Anónimo dijo...

Quise decir la G y la J.

Unknown dijo...

Mi espíritu permanece en el amor y la absurdidad.

Anónimo dijo...

pero si no has actualizado...
¿? estoy confuso...